Por Karla Peña
La mayor parte de la población venezolana, no se asume racista e incluso tiene una actitud crítica sobre el racismo. Sin embargo, lo reproduce y lo alimenta con prácticas cotidianas, individuales y colectivas.
A nivel personal lo reproduce en el humor, en su conceptualización de la belleza y, en su conceptualización de lo que es o no es “buena presencia”, en la elección de un empleado, en la elección de una pareja o en la consideración de la inclusión de una persona negra, afrodescendiente, en la familia, en su idea de que los empleados de servicio o las cuadrillas de limpieza son menos valiosos como personas, lo vemos también en el afán por negar su negar sus raíces africanas al decir cosas como: “Yo soy Moreno”, “Yo soy canela pasión”, tuve un tatarabuelo español y tres africanos, por ende soy descendiente de españoles etc.
Lo hace particularmente en el lenguaje, a la hora de nombrar y de referirse al otro.
A nivel colectivo, lo reproduce en la construcción del relato y de la realidad nacional. También se reproduce a nivel del sistema educativo formal e informal, en particular, en el contenido emitido en los medios de comunicación masivos y en el discurso de muchos trabajadores de la prensa, referentes sociales, culturales, deportivos e, incluso, políticos.
A nivel empresarial se evidencia en la desigualdad de oportunidades, no contratan personas afrodescendientes y si lo hacen no las ascienden ni compensan justamente y no pueden usar su cabello natural suelto mientras que los de cabello liso pueden llevarlo como gusten.
El lenguaje es un ámbito privilegiado para la identificación, el ejercicio y la reproducción de la discriminación y del racismo. Por eso es sumamente importante desplegar acciones específicas para reflexionar, pensar críticamente sobre ello y revertir la situación.
Muchísimas gracias por tomarme en cuenta. Debemos crear conciencia desde el amor y la educación, como bien decía Mándela: "Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, por su origen o su religión. La gente puede aprender a odiar, y si puede aprender a odiar, se le puede enseñar a aprender a amar, porque el amor se encuentra más de forma natural en el corazón del hombre que lo contrario". Y yo soy un vivo ejemplo de eso ��
ResponderBorrarMuchísimas gracias por tomarme en cuenta. Debemos crear conciencia desde el amor y la educación, como bien decía Mándela: "Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, por su origen o su religión. La gente puede aprender a odiar, y si puede aprender a odiar, se le puede enseñar a aprender a amar, porque el amor se encuentra más de forma natural en el corazón del hombre que lo contrario". Y yo soy un vivo ejemplo de eso 🤗
ResponderBorrarGracias a ti por tan valiosa colaboración, para nosotros es más que un placer seguir la lucha desde la conciencia, y como muy bien lo dices desde el amor que es lo más importante.
BorrarDesde el Cumbe siempre será una ventana abierta a todo el que quiera aportar a esta lucha afrodescendiente, valorando nuestras raíces e idendentidad. Saludos, y un fuerte abrazo.
Excelente texto. Debemos educar a las nuevas generaciones sin etiquetar a las personas por el color de su piel o el origen de sus ancestros. Creo que la responsabilidad de nosotros es recuperar los espacios que antes nos fueron negados para que cada vez nos veamos más representados en todos los ámbitos.
ResponderBorrarEs de vital importancia recuperar los espacios que nos fueron negados históricamente. Y llevar el mensaje a todas nuestras generaciones futuras, siempre desde el respeto para que nuestras tradiciones ancestrales se mantengan. Que nuestra identidad afro, sea nuestra bandera.
BorrarWow, maravilloso texto, excelente pluma y genial forma de pensar. Un abrazo enorme.
ResponderBorrarEn total acuerdo, pronto tendremos un poco más del maravilloso y valioso trabajo que realiza nuestra hermana afrodescendiente karla Peña.
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